Oscar Centeno, el chofer y autor de los cuadernos que contaban la supuesta trama de las coimas en la obra pública del gobierno anterior, declaró ante el juez Bonadío y dijo “Quemé los cuadernos en la parrilla de mi casa”. Todos los detalles.
Los famosos “Cuadernos K” con los cuales el periodista del diario La Nación, Diego Cabot, se basó en la investigación que desentraña la trama de la supuesta corrupción en la obra pública del gobierno anterior, siguen sin aparecer. Lo que significó la principal prueba en la que se afirmó el juez Claudio Bonadío para apresar a empresarios y ex funcionarios no existe. El principal protagonista de esta novela, el chofer Oscar Centeno, declaró que los cuadernos no están “los quemé en la parrilla del fondo de mi casa”, afirmó.
Es decir, para ponerlo en claro, Oscar Centeno quien fue chofer del entonces funcionario Roberto Baratta, describió minuciosamente en ocho cuadernos como funcionaba el supuesto esquema de corrupción en la obra pública, detalló rutas, pagadores y destinatarios de coimas, pero la principal prueba no aparece fueron quemados.
La causa que involucra a empresarios y ex funcionarios vinculados con el Gobierno anterior en una supuesta mega estafa de “35.645.000 dólares en un sinnúmero de oportunidades entre 2008 y 2015”, hoy tiene varios interrogantes precisamente porque los cuadernos en los que se basa hoy son sólo fotocopias.
Oscar Centeno declaró en el juzgado de Bonadío: “Los quemé en la parrilla del fondo de mi casa”. En la edición de hoy del diario La Nación, publican declaraciones en las que el ex chofer dijo que estaba solo y que quemó los cuadernos en mayo de este año. Agrega que le estaban trayendo muchos problemas y que lo había hablado con un excompañero de trabajo del Ministerio de Planificación, que le recomendó que se deshiciera de ellos. “No me gusta que me traten de boludo”, respondió Bonadío.
El jueves en la fiscalía de Carlos Stornelli, en la declaración como arrepentido en la que se suponía que estaba contando todo lo que sabía sobre las coimas, el mismo Centeno había jurado que los cuadernos los tenía en su poder. Además, Centeno agregó ante el fiscal la posibilidad de que tal vez su mujer los hubiera llevado a lo de su madre o su hermano (suegra y yerno de Centeno).
Luego de idas y vueltas en la búsqueda de la prueba, Stornelli decidió salir en su búsqueda, levantó a Centeno y marchó con él, un prosecretario del juzgado de Bonadio y la policía hacia la casa del flamante arrepentido. Las fotos del grupo rumbo a ese operativo circularon el jueves por todos los portales y canales de TV.
Una vez que llegaron al domicilio, se encontraron con la mujer de Centeno. “¿Qué cuadernos?”, preguntó ella ni bien su marido entró y le dijo lo que estaban buscando. Centeno fue directo a un ropero. Revisaba una y otra vez el mismo estante. Aseguraba que se suponía que era allí, debajo de unas carpetas con documentos, donde él los había dejado.
“¿Pero no te acordás que los habías quemado?”, le dijo entonces su mujer, mirándolo fijo a los ojos. “Sí”, contestó Centeno, que explicó entonces que debía llamar a alguien más que podía aportar información, pero no tenía su teléfono. Iba a pedirle el número a su hija.
En consecuencia, el propio Stornelli y el prosecretario de Bonadio, le ordenaron a los policías que revisaran toda la casa y el resultado era cantado: No encontraron nada. Entonces decidieron ir a la supuesta casa del cuñado de Centeno en Bella Vista donde se encontraron con una vivienda muy precaria, con olor rancio, parecía abandonada. Ahí tampoco estaban los cuadernos. Stornelli se hartó. “Pégenme un tiro, pero yo no los tengo”, se disculpó Centeno.
Por la causa de asociación ilícita que surge de los supuestos ocho cuadernos de Centeno, hay 16 detenidos, 2 prófugos y 18 otros exfuncionarios ya citados a indagatoria, la ex mandataria, Cristina Kirchner, está citada para el próximo 13 de Agosto. A partir de estas declaraciones queda planteado el interrogante sobre la prueba.
Fuente: Primereando las Noticias, diario La Nación.