Dirigentes macristas que responden al jefe de Gabinete recorren todo el país con el objetivo de contener a la tropa propia inquieta tras la debacle económica.
Los emisarios buscan levantar el ánimo de los militantes de Cambiemos de cara a las elecciones del próximo año. “La elección no es mañana”, “La economía va a mejorar”, son los mantras que repiten.
El equipo de Cambiemos forma con el actual secretario de Movilización de PRO, Federico Morales; el diputado nacional Ezequiel Fernández Langan; Carmen Polledo, diputada nacional; y actual titular de la Fundación Pensar, y Jesús “Jechu” Acevedo.
Participan de los viajes por La Rioja, San Luis o Santiago del Estero como “evangelizadores de la buena onda“, tal como se autodenominó el grupo de macristas.
Quien forma parte de las giras es el ex subsecretario general de la Presidencia Valentín Díaz Gilligan, quien se vio forzado a renunciar luego que saliera a la luz que ocultó un millón de euros en una cuenta de Andorra, considerado un paraíso fiscal.
El ex funcionario había sido imputado por supuesto lavado de dinero.
Este equipo lleva el mensaje de Cambiemos por el interior. “La idea es contener a quienes se enojan por falta de información. A muchos en el interior les explicamos que el trabajo de [Rogelio] Frigerio es buscar los votos de los gobernadores, pero que el cambio real va a venir con nuestros dirigentes”, explicó uno de los encargados del operativo.
La bajada de línea de los “apóstoles” de Peña es que continúen con los timbreos y que repitan el mensaje que “el año que viene estaremos mejor”.
El caso de Díaz Gilligan no es aislado. Macri recibe a todos los “heridos” del Gobierno. María Fernanda Inza, la ex contadora general de la provincia de Buenos Aires e intima amiga de la gobernadora Vidal, volvió al ruedo pero ahora en Casa Rosada, luego de ser eyectada en un intento por calmar el escándalo de los aportantes truchos de Cambiemos en la Provincia.
Salen por la puerta, entran por la ventana, como también sucedió con el CEO Gustavo Lopetegui. El ex vicejefe de Gabinete fue “echado” por el Presidente para calmar los ánimos ante los errores económicos y un dólar sin techo.