La Federación Internacional aplicó desde este miércoles la regulación para que las atletas como Semenya rebajen su testosterona.
La atleta sudafricana Caster Semenya, la mejor ochocentista del mundo en el último decenio, tendrá que medicarse para reducir sus niveles de testosterona si quiere seguir compitiendo con mujeres, tras el fallo contrario del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), que aviva la polémica sobre el hiperandrogenismo en el deporte.
El Tribunal de Arbitraje Deportivo falló el 1 de mayo que las atletas con niveles de testosterona naturalmente elevados no pueden competir en pruebas para mujeres a menos que reduzcan el nivel de esa hormona en su cuerpo.
La asociación de atletismo insiste en que Semenya todavía puede competir, siempre y cuando se someta a tratamientos para reducir sus niveles de testosterona. La IAAF argumenta que las mujeres con altos niveles de testosterona pueden reducir drásticamente esos niveles si toman un anticonceptivo oral.
No obstante, los anticonceptivos hormonales a menudo no son suficientes para reducir la testosterona al nivel que se decidió permitir arbitrariamente. Esto significa que las atletas deben tomar medicamentos más fuertes y sufrir importantes efectos secundarios crónicos.
La resolución fue resultado de un caso presentado por la corredora Caster Semenya contra la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) que cuestionaba los mitos tradicionales acerca de la supuesta masculinidad de la testosterona y del efecto que tiene en el cuerpo.
Etiquetar la testosterona como la hormona sexual masculina indica que está restringida a los hombres y es ajena al cuerpo de las mujeres, lo que confunde el hecho de que las mujeres también producen y necesitan testosterona como parte de un funcionamiento saludable.
El resultado evidente es la discriminación contra las atletas, como Semenya, que tienen altos niveles de testosterona de manera natural.