Le habían diagnosticado erróneamente bronquitis, pese a que su papá tenía coronavirus y luego murió.

Gary Fowler, de 56 años, murió en su casa después de ser rechazado por tres hospitales en Detroit donde le diagnosticaron bronquitis, pese a que su padre, David Fowler, de 76 años, había dado positivo en un test de covid-19. Ambos murieron el pasado 6 de abril con pocas horas de diferencia.

Fowler falleció después de sufrir tos, falta de aliento y fiebre. A pesar de tener todos los síntomas compatibles con el coronavirus nunca le hicieron una prueba de coronavirus, según contó su hijastro, Keith Gambrell al programa “This Morning”, de la cadena CBS.

“Estaba rogando por su vida pero nadie lo quiso ayudar, solo lo mandaban a casa. Honestamente creo que es porque mi padre era afroamericano. No se tomaron lo suficientemente en serio sus síntomas, como para hacerle una prueba”, dijo Gambrell, quien además contó que los síntomas comenzaron a manifestar después de que toda la familia fue a visitar al padre de Fowler, el pasado 22 de marzo.

Entonces creían que el hombre de 76 años tenía una simple gripe, pero días después cuando fue internado descubrieron que estaba infectado de coronavirus. Debió ser entubado y falleció horas antes que su hijo.

Luego de visitar a su padre, Fowler comenzó a tener síntomas fue a consultar con profesionales delHospital Beaumont en Grosse Pointe, Michigan; después al Hospital Receiving y al Hospital Henry Ford, en Detroit y en los tres lugares lo diagnosticaron con bronquitis y lo mandaron a su casa, pese a que contó que su papá había sido diagnosticado con el virus.

Keith explicó que encontró el cuerpo sin vida de su padre tras una llamada de su hermano Troy que le alertó de que no se levantaba. “Parecía dormido, pero estaba azul. Me rompió”, recordó.

El día en que Fowler falleció, su esposa Cheryl, comenzó a tener los mismos síntomas, la llevaron a un centro de salud donde también la mandaron a su casa y luego al hospital Henry Ford en donde la conectaron a un respirador artificial. El hijo Gambrell tuvo que llamar a su prima Karen Whitsett, miembro de la Cámara de Representantes del estado, para que le hicieran la prueba del coronavirus y descubrió que él y dos de sus hermanos son portadores del virus.

“Ahora entiendo porqué la gente negra es la más afectada en el ratio de mortalidad con esto porque nos están empujando a casa a morir e infectar nuestra familia”, denunció Keith.

Un tercio de los contagiados del COVID-19 en Michigan son afroamericanos, representan el 14% de la población. El pasado lunes la gobernadora, Gretchen Whitmer, creó una fuerza especial para estudiar las disparidades raciales y el sesgo médico en los casos de coronavirus, y cómo esto ha afectado a las comunidades.

Fuente: Minuto Uno

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