El hombre de 36 años que días atrás asesino a un delincuente que intentó robar su domicilio en Rafael Castillo, partido de La Matanza. “Estoy arrepentido, no soy un asesino, soy un laburante. Solo salí a guardar la camioneta. No era mi vida o la de él, no soy Dios para decidir”, reconoció.
La pandemia Covid-19 profundizó, tanto en nuestro país como en todo el mundo, viejas problemáticas como la falta de seguridad y la delincuencia. Este sábado por la tarde en Rafael Castillo, partido de La Matanza, un grupo de delincuentes intentaron ingresar al domicilio de Gerardo, un panadero que volvía a su casa.
En ese momento, el hombre logró quitarle el arma a un ladrón, de 17 años, y lo mató a tiros. Los vecinos atraparon y golpearon a otro joven, de la misma edad, que habría participado del robo. Hay tres prófugos.
En el día de ayer, el panadero habló por primera vez tras el hecho: se mostró arrepentido y aseguró que tiene miedo. “Estoy arrepentido, no soy un asesino, soy un laburante. Solo salí a guardar la camioneta. No era mi vida o la de él, no soy Dios para decidir”, contó el hombre de 36 años a los medios.
“No tuve intención de matarlo, ni de tirar. Es una situación difícil de explicar. Pido disculpas, no fue a propósito. No soy nadie para sacarle la vida a ese pibe”, insistió Gerardo, todavía conmovido. “El arma que estaba arriba de la camioneta no era mía, yo no tengo armas, no manejo armas, es de los chorros no mía”, explicó.
Gerarado aseguró que no recuerda nada del hecho y explicó que no sabe de dónde salieron los delincuentes. “Lo único que me acuerdo es a los cuatro flacos con un arma en mi cabeza, la otra en el pecho. Lo único que atiné es decirles que dejen bajar a mi hijo”.
Uno de los tres hijos de Gerardo se encontraban con él dentro de la camioneta Volkswagen Amarok cuando fueron interceptados en la calle Yanzi y Pita, en Rafael Castillo. “Yo salí con las manos en alta. No sé cómo forcejeé, no sé de dónde saqué coraje”, dijo el hombre.
Gerardo aseguró además que recibió amenazas por redes sociales y tiene “miedo”. “Estoy laburando encerrado. Anoche no pude dormir, tengo que estar sentado en una silla durmiendo en la panadería. Mi hijo está mal, mi hija mayor está mal. Me ve, llora, lloramos todos. Es una situación de mierda”.
“A mi señora la llamaron anoche, en las redes sociales tengo amenazas. El comisario está continuamente conmigo”, anadió.