El conjunto Xeneize no estuvo a la altura de las expectativas y perdió la chance de estar en la final de la Libertadores.

Boca perdió de manera contundente por 3-0 frente al Santos en Brasil y se despidió en las semifinales de la Copa Libertadores.

Pituca (15′PT), Soteldo (4′ST) y Lucas Braga (6′ST) convirtieron para el Peixe, que ahora disputará la final del certamen ante Palmeiras el sábado 30 del corriente en el estadio Maracaná.

Santos salió decidido al campo de Boca, como la noche en la que eliminó a Gremio, en la fase anterior: solo 30 segundos del partido pasaron para que arremetieran contra el arco de Esteban Andrada, cuando Marinho metió un derechazo al palo y Braga lanzara el rebote por encima del travesaño.

El conjunto Peixe comenzó a asociarse mejor, pero con el correr de los minutos, el partido pasó a ser -como en la Bombonera- trabado.

A los ’15 llegó el primer golpe llegó: Tras un remate de Soteldo que impactó en el brazo de Lisandro López, Pituca tomó el rebote en el área y remató incómodo de zurda, pero fue suficiente para colocarla al palo derecho al que no atinó a llegar el portero Xeneize. Santos tomaba ventaja en el marcador.

Tras el gol, Boca empezó a tener más la pelota fue porque así, evidentemente, lo planeó el técnico Cuca: ponerse en ventaja, darle la pelota a los de Miguel Ángel Russo y poder salir de contragolpe cuando los espacios así lo dispusieran.

Mientras tanto, el visitante mostró peligro por un fuerte disparo desde media distancia de Sebastián Villa, a los 30, que se fue cerca. Pero Santos estaba preparado siempre para ganarle las divididas e imponerse desde la actitud.

El Xeneize no logró en el primer tiempo conectar demasiado con los extremos, Villa y Salvio, para que pudieran encarar mano a mano a los laterales. Carlos Tevez, por su parte, bajó a buscar demasiado la pelota ante la posesión que Santos le permitía a Boca y, por ende, no fue peligroso en los últimos metros. Soldano, a su vez, aportó en la presión, pero cuando le llegó la pelota no encontró el camino para resolver bien a la hora del pivoteo.

En el entretiempo, como casi nunca sucede, Russo decidió los ingresos de Buffarini y Capaldo en lugar de Jara y “Pulpo” González, respectivamente.

Sin embargo, en el complemento -otra vez- Santos golpeó rápido. Salvio quiso tirar un caño en el propio campo, el local sacó el contraataque y el venezolano Soteldo, ingresando por la izquierda a los tres minutos, se acomodó para su mejor perfil y rompió el arco al anotar el 2-0.

Y cuando más se esperaba de Boca, más fue superado. Porque tres minutos después, Marinho desbordó por la derecha, se metió en el área del visitante y le cedió el gol a Braga, que entró por el centro y de primera estampó el 3-0 que empezó a definir la historia.

Santos armaba un festival y Boca no tenía respuestas.

A los 10 minutos, Frank Fabra se fue expulsado con roja directa por un pisotón sobre Marinho, que le asestó cuando el extremo brasileño ya estaba caído. Fue la imagen de la impotencia y el descontrol.

Boca se despertó tarde. Recién cuando el local empezó a relajarse por el tamaño del resultado, tuvo sus chances peligrosas. Como, por ejemplo, a los 14: Salvio se lo perdió cómodo en el área ante el arquero, Tevez no pudo en el rebote y “Wanchope” Ábila (ingresó por Soldano) no llegó a patear firme ante un nuevo rechazo corto.

Algo similar le pasó a Capaldo cuando Izquierdoz se la bajó cinco minutos después. Lo mismo, a los 27 minutos del segundo período, entre un centro de Villa que casi se mete en el arco y un Capaldo que se desplomó ante el rebote que le cayó.

Mientras Edwin Cardona miró el partido desde el banco, Santos manejó la pelota de a ratos y a su comodidad, ante un conjunto resignado y perdido que, por ejemplo, tuvo en algún momento al propio Tevez marcando como lateral izquierdo.

Pudo haber sido más grande la goleada si no fuera porque Andrada contuvo algún disparo y dos mano a mano.

A Boca le quedó cerca la final, pero al mismo tiempo muy lejos. No estuvo a la altura y deberá seguir esperando más para reencontrarse con un trofeo que se sigue haciendo desear y que no levanta desde 2007.

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