La polémica se desató esta semana en torno al concepto de ghosting, o “fantasmeada”, que consiste en dejar a una pareja sin previo avisó y sin ningún tipo de comunicación. Una práctica que creció a partir de las redes sociales.
A partir del viral de Paulina Cocina en Instagram, en las redes se abrió el debate sobre el ghosting. La cocinera e influencer se mostró en contra de esta práctica que tomó mayor relevancia en los últimos años por el aumento del uso de las redes sociales y la facilidad que parece tener el hecho de dejar al otro y desaparecer de su vida sin dejar rastros.
Derivado de la palabra ghost (en inglés, fantasma), el ghosting consiste en terminar una relación afectiva o un vínculo con una persona de un día para otro, sin previo aviso y cortando todo tipo posible de comunicación.
“El ghosting nos relaciona con un fantasma, con algo sin vida. Estamos hablando del que se esfuma porque no es capaz de ser vital, de ser maduro, de enfrentar la verdad. No sabe acercarse a la realidad de la vida”, explica la psicóloga Yolanda Weiss consultada por la periodista Luli Carossia para MinutoUno.
El que deja, de alguna manera, no se atreve a decirlo. “Psicológicamente podemos decir que es un inmaduro, desde el punto de vista ético podríamos decir que es un miedoso o un cobarde, porque no puede enfrentar la verdad”, agrega la Licenciada.
Hacer ghosting puede ocasionar que el que deja se mienta a sí mismo, apelando a los denominados mecanismos de defensa, como pueden ser decir cosas del otro por el cual lo abandona e incluso negar la agresión que esto implica.
“Está negando es su propia agresión, se está mintiendo, de alguna manera está “matando” al otro porque desaparece de las redes sociales, de todos lados. Esto implica matar un vínculo y hacer de cuenta que el otro no existe”, indica Weiss.
“Esto es típico – menciona la psicóloga – de los que cosifican los vínculos, que no pueden vincularse con una persona que siente y sufre. Se relacionan con una cosa que la dejan de usar cuando no tiene más sentido”.
“El que lo hace está mostrando, como mínimo, inmadurez, que puede ser transitoria o parte de su propia vida”, agrega la Licenciada sobre los motivos que llevan a alguien a hacer ghosting.
Por otra parte, cabe resaltar que todo ghosting trae como consecuencia un duelo, cuyas etapas fueron descritas por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross y repensados por William Worden e implican un primer momento de negación. Luego empieza un periodo de bronca seguido de una gran tristeza, y después la elaboración y el enriquecimiento de uno mismo con lo que dejó el duelo.
“El que hace ghosting comienza el duelo con una negación y se queda ahí parado con lo cual no elabora nada porque no se permite sentir lo que es dejar a una persona”, señala la Licenciada y ejemplifica que “el que deja tal vez se pone en un lugar de víctima ‘era una relación tan mala que no tuve más remedio que dejarla/o’, y esto no permite que pueda superar los conflictos de la vida”.
En tanto, menciona que “el que es dejado tiene que elaborar una muerte sin ver al muerto. No pueden ni siquiera saber qué pasó, por lo tanto, es un duelo muy difícil de elaborar y la progresión de las fases del duelo cuentan mucho más. Es mucho más difícil que cuando el otro viene y plantea los problemas que llevaron a la separación”.
Por último, el sociólogo Zygmunt Bauman enunció el concepto de “amor líquido” o también denominado “fragilidad de los vínculos”, algo propio de la sociedad actual en donde todo debe ser rápido, ya, debe servir, y lo que no sirve se deshecha.
Algo similar sucede en el ghosting. En este sentido, la psicóloga consultada considera que “es muy fácil que los vínculos sean en relación a lo que yo necesito más que pensar en el otro”.
“Al que deja, psicológicamente se lo llama un narcisista, solamente piensa en él, no toma en cuenta al otro. Los otros existen porque le sirven a esa persona, no piensa ni siquiera en plantear y ayudar al otro a que pueda mejorar a través de la equivocación en el vínculo”, menciona Weiss al respecto.
A esto se le suma el uso de la tecnología y la facilidad para desaparecer de todo tipo de red social y de posible conexión virtual con el otro.
“La vida social ya se ha transformado en una vida electrónica o cibervida”, mencionaba Bauman al respecto sobre una actualidad en la cual todo sucede a través de una pantalla, lo que le otorga facilidad a la práctica del ghosting.