Así lo denunció el presidente boliviano en referencia al golpe de Estado que derrocó a Evo Morales. También habló de la “participación de actores internacionales” y disparó contra Luis Almagro.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, denunció este jueves ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la participación de actores internacionales en el golpe de Estado que derrocó a Evo Morales en 2019, cuando se inició el gobierno de facto de Jeanine Áñez, hoy presa en su país, y mencionó a la Argentina.
Durante su discurso, Arce apuntó contra el titular de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro, a quien acuso de avalar el golpe y destacó que la ruptura del orden constitucional “tuvo la participación de actores nacionales, políticos que en las urnas no cuentan con el respaldo del pueblo, malos efectivos de la Policía y las Fuerzas Armadas, comités cívicos, la jerarquía católica y medios de comunicación hegemónicos”.
“Pero también contó con la participación de la OEA, a través de su secretario general, Luis Almagro; de otros gobiernos, como el de Argentina, que enviaron armas y municiones a los golpistas, del representante de la Unión Europea y de otras organizaciones no gubernamentales de origen internacional”, amplió el mandatario.
En julio pasado, el Gobierno boliviano denunció una trama de tráfico de armas a su país durante el gobierno de facto de Áñez, que incluyó la supuesta colaboración de la gestión de Mauricio Macri en el envío de pertrechos y material para las fuerzas de seguridad que se habría utilizado para reprimir protestas opositoras. El hecho es investigado tanto por la Justicia de ese país como por la argentina.
Además, Arce denunció las “graves violaciones a los derechos humanos” durante el “gobierno de facto” de la ahora presa Jeanine Áñez, y destacó la recuperación de la democracia “gracias a la unidad, lucha y conciencia del pueblo boliviano, ratificada en las urnas”.
El jefe del Palacio Quemado reivindicó el derecho de cada pueblo a “determinar libremente sus propios sistemas políticos, económicos y sociales” y juzgó “inmoral” que las potencias quieran imponer su “hegemonía” a través “de acciones y medidas unilaterales que generan efectos negativos contra la vida, la salud, la alimentación y la educación de millones de personas”.
El concepto dio pie para que Arce condenara “el inhumano y criminal bloqueo comercial y financiero” contra Cuba, todo “un crimen contra la humanidad” que pone en riesgo la vida de 11 millones de personas en la isla en plena pandemia.
En su primera intervención ante la asamblea de la ONU, reclamó además un alivio de la deuda externa de los países más pobres y la “activación de préstamos concesionales” de parte de los organismos financieros si se aspira a que esas naciones cumplan las llamadas metas de la Agenda 2030.
“Los Estados debemos priorizar la erradicación de la pobreza extrema, la reducción de la desigualdad en todas sus dimensiones, el acceso a los servicios básicos para la población, y debemos asumir con responsabilidad el reto de construir un futuro en base a la solidaridad y la cooperación”, remarcó, según las agencias de noticias DPA y Sputnik.
No obstante, advirtió que mientras persista el actual orden económico mundial, “injusto se mire por donde se mire”, como lo exhibe el acaparamiento de recursos médicos y sanitarios durante la pandemia, “poco se avanzará para disminuir o eliminar esos indicadores sociales”.
Finalmente, alertó sobre las consecuencias del cambio climático, que atribuyó al capitalismo, al que le exigió dejar atrás “la depredación, la competencia irracional, el consumismo desmedido y esa búsqueda insaciable de acumular ganancia a costa de la Madre Tierra y de la vida”.
“Es nuestro deber construir un mundo más justo, más democrático y más solidario. Trabajemos para frenar la crisis climática y construir la igualdad”, concluyó Arce.