Se trata de uno de los hechos más macabros en la historia nacional. Los restos del cuerpo de Evita fueron restituidos a Juan Domingo Perón el 3 de septiembre de 1971.

El 22 de noviembre de 1955, la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu, secuestraba el cuerpo de María Eva Duarte de Perón. Un siniestro accionar de aquella dictadura militar, con Carlos Eugenio Moori Koenig, jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), como comandante de llevar a cabo semejante operación macabra.

El insólito hecho ocurrió tras el golpe de estado de 16 de septiembre de 1955. Aquel día, la dictadura cívico-militar bombardeó la Plaza de Mayo y también trató de asesinar a Juan Domingo Perón. Tras lograr su cometido, y con “El General” refugiado en Paraguay para evitar que lo asesinaran, los militares no se conformaron y decidieron ir por lo inimaginable: el cuerpo de Eva Perón que se encontraba en el segundo piso de la Confederación General del Trabajo (CGT).

Con un peronismo completamente debilitado y el mismísimo Perón exiliado, la dictadura decidió seguir avanzando contra el movimiento justicialista y llevó a cabo el secuestro de Eva Perón. Un día como hoy pero hace 66 años atrás, los militares secuestraba por 16 años los restos de ‘Evita’.

La tenebrosa operación fue comandada por el coronel Carlos Eugenio Moori Koenig, que poco tiempo después se terminó obsesionando con el cadáver.

Con el temor de que los peronistas encuentren el paradero del cadáver de Eva Perón, Moori Koenig decide que el cuerpo fuera trasladado a diferentes lugares. Incluso, optó por ocultarlo en las casas de sus propios hombres. Por ejemplo, el mayor Eduardo Arandía, tuvo los restos de “Evita” en una baulera de su hogar. Sin embargo, aquella decisión lo atormentaba, al punto de que solía dormir con un arma de 9 milímetros debajo de la almohada.

La obsesión de Moori Koenig con el cadáver era tal que cuando lo llevó al edificio de la Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), la exhibía como si fuera un trofeo.  La obsesión del coronel era alarmante, al punto de que llegó a manosear y tener prácticas necrofílicas con el cadáver.

A fines de la década de 50′ Moori Koenig era desplazado debido a su abominable accionar y su lugar lo toma el coronel Héctor Cabanillas quien manifestó: “Al tomar posesión del Servicio de Informaciones del Ejército (SIE), me encuentro que al lado de mi despacho había un cuarto en el que había documentación en unos armarios, se encontraba el féretro con los restos de la señora María Eva Duarte de Perón. Fue impresión bastante intensa, una emoción bastante intensa también. Era prácticamente una muñeca porque estaba intacta”

En 1957, la dictadura decide trasladar el cadáver a Italia y con complicidad del Vaticano y el y el Papa Pío XII decidieron sepultar el cadáver de “Evita” en el Cementerio Mayor de Milán el 13 de mayo de 1957 con un nombre diferente para que no pudieran encontrarlo: la bautizaron “María Maggi de Magistris”, mujer que supuestamente había muerto en un accidente. 

El 29 de mayo de 1970 Aramburu fue secuestrado con el objetivo de repatriar el cuerpo de Evita por un grupo de jóvenes Montoneros. Sin embargo, Cabanillas no logró reaccionar a tiempo y el dictador fue asesinado por el jefe Fernando Abal Medina.

Tras la impactante muerte de Aramburu, en 1971, y en pleno gobierno de Alejandro Agustín Lanusse, se decidió hacer un acuerdo con Juan Domingo Perón para devolverle el cadáver de Eva.

fuente: El Destape

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