La vicepresidenta compartió una nota de Página 12 en la que expone la historia de la cadena de supermercados La Anónima con la dictadura y el macrismo.
Cristina Kirchner volvió a cruzar al dueño de La Anónima, Federico Braun, por la inflación. Sin embargo, ahora lo hizo a través de un tweet en el que compartió una una nota de Página 12 en la que expone la historia de la cadena de supermercados con la dictadura y el macrismo.
“La Anónima: supermercados e inflación. Capítulo 2. Comparto fragmento de una nota publicada hoy en Página 12. ¿Vieron? No era un chiste, es lo que hacen de verdad”, publicó a través de Twitter la vicepresidenta de la Nación.
La nota de Página/12 que compartió Cristina Kirchner
– ¿Y la hiperinflación? – le preguntó la periodista Andrea Lluch a Federico Braun en una entrevista publicada en 2008 por la revista Creating Emerging Markets.
– Para nosotros, la inflación fue un momento muy positivo. La inflación creciente, la hiper-inflación desembocó en esa crisis. Pero para un supermercado que paga a los 60 días y vende al contado, yo decía ‘no era un rey, era un emperador’, porque nuestro balance en el 86, 87, 88, con inflación creciente, fue espectacular – respondió.
Catorce años más tarde, Federico Braun, presidente de La Anónima, repitió un guion similar, consultado por el secretario de Redacción de Clarín, Ricardo Kirschbaum, durante la cumbre que reunió a algunos de los hombres más poderosos del país, por los 20 años de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). “Con la inflación, La Anónima remarca precios”, disparó. Luego intentó, sin éxito, aclarar que se trató de un chiste.
Recordemos que, toda esta polémica se desató en la la cumbre de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), cuando Federico Braun, en un sincericidio afirmó: “Con la inflación La Anónima remarca precios”.
Cristina no se la dejó pasar y manifestó que: “Recién, en la Jornada por los 20 años de Asociación Empresaria Argentina (AEA), el dueño de una de las cadenas de supermercados más grande del país te cuenta lo que hacen todos los días”.
La Anónima y la Dictadura Militar
La historia de La Anónima es la historia de las familia Braun – Menéndez, que a comienzos de 1900 unificaron dos grandes empresas (Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia) para la creación de almacenes de ramos generales. Para la década de 1930, ya contaban con más de 20 sucursales, todas en la Patagonia. Poseían frigoríficos y negocios en el comercio de lana.
Los Menéndez, además, estuvieron involucrados en la masacre de la Patagonia Rebelde, junto a otros empresarios y al propio Estado, donde fueron asesinados 1.800 trabajadores en el sur en el período de 1920 a 1922, donde además de la persecución a los trabajadores, se avanzó sobre los pueblos originarios.
En 1942 comenzaron a cotizar en la Bolsa de Comercio. Para ese entonces la empresa ya se llamaba La Anónima, tal como ahora. A finales de la década de 1950, en plena dictadura de Pedro Aramburu, fundaron la línea aérea Austral.
En la última dictadura cívico-militar, la empresa vendió la aerolínea al Estado, una operación signada por la corrupción y los delitos de lesa humanidad: ¿por qué, en pleno proceso de privatizaciones que reinó durante la dictadura, el entonces ministro José Alfredo Martínez de Hoz buscaría la estatización de una empresa?
Austral estaba al borde de la quiebra: el principal accionista de La Anónima era William Reynal, familiar de un funcionario de Martínez de Hoz. El Estado era el principal acreedor de Austral, mientras que el único privado era el empresario Eduardo Saiegh, secuestrado en octubre de 1980, torturado y obligado a liquidar el Banco Lationamericano, que poseía, para poder quedarse con las acciones de la empresa.
La familia Braun, en ambos lados del mostrador en el macrismo
“Nosotros nos diferenciamos de un supermercado clásico, en La Anónima la ambientación es distinta, eso nos distingue”, aseguraba Federico Braun en una entrevista hace más de 15 años. Ingeniero industrial especializado en sistemas, Braun trabajó con los sistemas de Austral y luego desembarcó en la cadena de supermercados en 1978, cuando asumió como CEO. En aquel entonces, La Anónima empleaba a poco más de 260 personas y tenía 11 sucursales. Cuarenta años más tarde, es la cuarta cadena de supermercados del país y su balance de ventas supera los $30.000 millones.
Durante el Gobierno de Mauricio Macri, la familia Braun estuvo de ambos lados del mostrador: mientras Federico ya era presidente de La Anónima, su sobrino, Miguel Braun, asumía en 2015 como secretario de Comercio, cargo que ocupó hasta 2018, cuando asumió como secretario de Política Económica del Ministerio de Hacienda.
En 2017, una denuncia reveló que el funcionario macrista había multado a casi todos los supermercados que compiten con La Anónima. En esa época, además, la cadena patagónica era favorecida con más cupo de exportación de carne premium a Europa, una movida gracias a la cual quedó en una mejor posición que sus competidores.
El vínculo familiar de los Braun, además, se extiende al exjefe de Gabinete macrista, Marcos Peña: el fundador de La Anónima, Mauricio Braun, era bisabuelo de Peña.
Guillermo Moreno, secretario de Comercio durante la gestión de Néstor y Cristina Kirchner, no recuerda fuertes enfrentamientos con La Anónima por la suba de precios. “Tuvo un comportamiento acorde al resto del mercado, no tuvimos ningún inconveniente”, afirma ante la consulta de Página/12.
“A los empresarios se los controla como hicimos nosotros. ¿Si no por qué fuimos exitosos? Hay que hacer lo que hicimos, tener una economía ordenada, y si había una distorsión en términos particulares, se conversaba, los precios siempre son conversados”, sostuvo. “Querer echarle la culpa (de la inflación) a un empresario es no entender cómo funciona la economía, en este gobierno hay funcionarios que no saben lo que se hizo en la década ganada”, remarcó Moreno.