La actual vicepresidenta encabezó el acto por el Día de la Militancia y dejó definiciones con respecto al presente, el futuro electoral y sostuvo: “Podemos volver a ser la Argentina que fuimos”.
Cristina Fernández de Kirchner habló en el Estadio Único de La Plata, en el marco del Día de la Militancia que recuerda el regreso al país del expresidente Juan Domingo Perón luego de 18 años de exilio y proscripción del peronismo. Ante una verdadera multitud, la vicepresidenta habló sobre diversos tópicos de la actualidad en clave electoral, hizo un llamado al acuerdo democrático y dejó un frase sobre su candidatura.
Bajo el lema de “La Fuerza de la Esperanza“, CFK comenzó su alocución llamando a la “reflexión sobre la patria” y sobre “la historia”. “Vaya ese primer tributo a ese Peronismo a los que ahora muchos le quieren contar lo que es la libertad y la democracia. Que nadie venga a explicarnos a los peronistas lo que es la libertad de poder opinar, hablar, expresarnos“, sostuvo.
Cristina hizo especial hincapié en el valor de la democracia que “hoy algunos ponen en dudas” y “no es nada más y nada menos que el valor de la vida“. Y añadió: “A nadie se le deseaba la muerte por pensar diferente. Ni a aquellos que habían hecho de la muerte un fundamento político. Creo que lo más importante fue eso. ¿Vieron la película 1985? Una de las frases de Moreno Ocampo decía es el fin de la muerte como instrumento político. Gran construcción democrática que lamentablemente, el pasado 1 de septiembre, se quebró por primera vez“, en referencia al atentado que sufrió.
“Creo que es obligacion de todas las fuerzas politicas de Argentina volver a reconstruir ese acuerdo democrático separando a los violentos, al lenguaje del odio, al que quiere que el otro se muera porque piensa diferente. Ningun partido político de la Argentina puede volver a aceptar esto”, enfatizó.
Durante varios minutos, la multitud en La Plata gritó por Cristina Presidenta. “Todo en su medida y armoniosamente, como decía el General”, respondió con calma CFK y más tarde agregó ya en clave electoral: “Podemos volver a hacer esa Argentina porque ya la hicimos pero la gente tiene que decidir si quiere volver a esa Argentina”.
Y en su discurso, quiera fuera dos veces presidenta de la Nación pidió a la gente que no reaccione negativamente ante temas que dividen las aguas como el caso de la justicia, la inseguridad, o la economía, en clara muestra de dar un mensaje no hacia su núcleo duro sino a un grupo más amplio de la sociedad, grupo que siempre juega un papel clave en las urnas.
Más tarde, hablaría sin rodeos sobre el escenario electoral de 2023: “Las elecciones se pueden ganar pero los condicionamientos son tan graves, tan profundos, que nos han dejado. Va a requerir que la mayor parte de los argentinos tiremos todos juntos para el mismo lado. Si no es así, nuestro país será difícil para cualquiera“.
Pero no dejó pasar el presente que atravieza la Argentina: “Explicarle a nuestro pueblo que muchas veces se han tenido que tomar decisiones por el condicionamiento brutal que recibimos después de retorno del FMI. El gran punto de quiebre fue volver a un brutal endeudamiento del país. Tenemos que generar recursos no para generar valor, sino para pagar la deuda”, añadió.
También recordó el último acto que encabezó con Alberto Fernández en el 2020 en el mismo lugar: “Dije que no tenia dudas de que íbamos a crecer mucho pero que había que alinear precios, salarios y tarifa para que ese crecimiento no se lo llevaran cuatro vivos”. Y añadió que ante este escenario es “necesario” construir un “consenso económico no donde todos opinemos igual, sino para abordar graves problemas que tiene la Argentina”.
“Dicen que tenemos que volver a los 90, dicen que fue el mejor de la historia y el ministro de convertibilidad lo mismo. Los que cambiamos la Argentina después del 2001 fuimos nosotros con ese 22% de votos de Néstor, que se cargó el país al hombro, aunque el país se lo llevó puesto a él también“, vociferó con voz quebrada.
La ex mandataria también dedico una parte importante de su discurso a la seguridad: “Los argentinos debemos incorporar el tema seguridad, un tema complejo que hoy sufre el conjunto de la sociedad argentina. Hay que terminar con debates absurdos porque la Democracia tiene una deuda en materia de seguridad. Ningún partido político lo ha podido solucionar. Terminemos con el debate berreta de los manos duras y de lo garantistas. Muy cínico y mentiroso”.
En esta línea sostuvo: “Dejemos de elaborar proyectos y decir que la tenemos resuelta”. Además, recordó el operativo centinela realizado en su segundo mandato: “Desplegaron miles de gendarmes en el conurbano, no entiendo porqué no podemos volver a hacer lo mismo, en lugar de tenerlos en medio de la Patagonia y nadie sabe haciendo qué”.
La vicepresidenta recordó el caso del joven Lucas González, asesinado hace un año en el barrio porteño de Barracas a manos de efectivos de seguridad de la Ciudad, pero aclaró que el caso “pudo haber sido también en la provincia de Buenos Aires“. “El orden para nosotros es que el padre o la madre salgan a trabajar, los pibes vayan al colegio y todos coman en su casa: Que la familia argentina vuelva a comer en su casa y no en los merenderos“, remarcó.
Luego, recordó que leyó un proyecto que “sugestivamente” anunciaba que “ningún loco podía atentar contra” su vida (en referencia al presentado por el diputado de Juntos por el Cambio Gerardo Milman). “Me sorprendió como cerraba y ahí estaba la clave de lo que se intentó hacer: “Sin Cristina hay peronismo y sin peronismo sigue habiendo Argentina“, explicó y reflexionó: “En esa frase estaba condensado el objetivo de siempre: suprimir el peronismo“.
“Siempre el peronismo termina con una suerte de reencarnación, lo que parecía muerto o sepultado no lo es. ¿Por qué no prueban sentarse a conversar con el peronismo para ver el modelo de país que queremos?”, sostuvo.
Para cerrar, Cristina apuntó contra la Justicia: “Donde hay jueces puestos a dedo, presionables, el sistema funciona”. Y agregó: “Nadie se hace cargo de nada, total están ahí sentados de por vida como una rémora monárquica en una sociedad democrática”.