La justicia alemana absolvió a un hombre que pasó más de 13 en la cárcel por un asesinato que no cometió
Manfred Genditzki no es “un asesino y queda absuelto”, dijo un vocero del tribunal de Múnich en Baviera al finalizar el juicio.
En 2010, el tribunal lo había declarado culpable del asesinato de una mujer de 87 años, cometido dos años antes, por lo que fue condenado a cadena perpetua en un caso que los medios de comunicación alemanes llamaron “el asesinato de la bañera”.
La mujer había sido encontrada muerta en su bañera y Genditzki -que trabajaba entonces como conserje en la residencia donde ella vivía- fue acusado de golpearla durante una discusión y matarla.
La condena fue confirmada en un juicio de apelación en 2012, pero el hombre siempre proclamó su inocencia.
Tras varios años de lucha, su nueva abogada logró obtener un análisis térmico que, teniendo en cuenta la temperatura del agua, llegó a la conclusión de que la hora de la muerte era completamente diferente, liberando a Genditzki de toda sospecha, consignó la agencia de noticias AFP.
Un segundo peritaje basado en una simulación por ordenador también mostró que la muerte podría haber sido accidental.
Las dudas sobre su culpabilidad se hicieron tan evidentes que fue puesto en libertad en agosto pasado y desde entonces vive nuevamente con su familia y trabaja en una quesería.
El propio fiscal pidió un sobreseimiento que se pudo pronunciar “sobre la base de nuevos métodos” que no estaban a disposición de los investigadores cuando se pronunció el fallo, explicó el vocero, que calificó lo ocurrido como “una tragedia para la que es difícil encontrar palabras”.
Genditzki debe ser indemnizado por el Estado por los 4.915 días que pasó en prisión, una situación para la cual la ley prevé 75 euros (81,5 dólares) de indemnización por día, lo que daría una suma total de casi 369.000 euros (401.000 dólares) por los 13 años de libertad perdida.