El ídolo xeneixe despotricó contra la fiscal de la Ciudad de Buenos Aires y reveló que policías de civil persiguieron a su hermano.
El vicepresidente y director deportivo de Boca, Juan Román Riquelme, apuntó este viernes contra la fiscal Celsa Ramírez, quien investiga la reventa de entradas en el club de La Ribera.
“Una camioneta siguió a mi hermano, le cruzaron el vehículo y policías de civil lo obligaron a entregar su teléfono”, denunció Riquelme en Argenzuela por Radio 10.
En agosto pasado, y a partir de una investigación por presunta venta de entradas falsas y asociación ilícita se realizaron ocho allanamientos en distintos lugares de Capital Federal y Provincia de Buenos Aires. Uno de ellos en la casa de uno de los hermanos del ex 10 de Boca.
Luego del registro en La Boca, la Dirección Departamental de Investigación de Pilar hizo otro procedimiento para buscar pruebas en el domicilio de Cristian Damián Riquelme. El Chanchi vive en un barrio cerrado en la localidad de La Lonja, Pilar, en el norte del Conurbano Bonaerense.
“Mucho no me gusta hablar de mi vida, pero la gente tiene derecho a saber. Soy un ciudadano normal al igual que todos los argentinos. Amo a mi país, he estado en otros lugares y para mí este es el país más lindo del mundo, donde yo quiero que mis hijos puedan crecer, pasarla bien y disfrutar”, dijo Román para dar comenzar a cuenta de los aprietes que está viviendo.
Y contó que el 1° de noviembre cuando con su familia viajó a Río de Janeiro, Brasil, para lo que fue la final de la Copa Libertadores 2023 “mi hermano salió de su casa, una camioneta blanca lo siguió y a mitad de camino esa camioneta se le cruzó y lo hizo parar. A mi hermano en el 2002 me lo secuestraron, imagínate el susto que tenía, pensó que lo secuestraban de nuevo”.
“Yo respeto el trabajo de la jueza, pero le tengo que decir que nuestra familia no molesta a nadie. La jueza no puede mandar a seguir a mi hermano por un auto de civil, pararlo en la calle y quitarle su teléfono. El abogado nuestro le preguntó qué era lo que necesitaba y se lo llevábamos, dijo que no. La señora jueza, que le tengo respeto, claramente tiene un problema con mi familia. Somos una familia normal, nos criaron de buena manera”.
Y siguió: “el otro día lo dije en broma, pero es la verdad. Tenemos dos vicios muy grandes: tomar mate y comer asado, somos personas normales. La jueza no tiene derecho a escucharle el teléfono a mi hermano. Eso es privado, no se puede hacer, o eso es lo que yo creo que no se puede hacer. Con mi hermano sabemos que nos escucha, nos los dijo. Este es el país que tenemos y es una pena, porque lo amo y me voy a morir en nuestro país”.