La conductora recordó a su madre con unas emotivas palabras que despertaron los comentarios más sensibles de sus amigos y compañeros
Siempre que puede a Lizy Tagliani se le dispara un recuerdo para su mamá. La conductora suele contar con frecuencia todo el esfuerzo y el sacrificio que hizo su madre para criarla sola y sin muchos recursos económicos. Celestina Gallardo, a quienes todos sus afectos llamaban Tina, murió el 8 de diciembre de 2011 y, aunque ya hayan pasado casi trece años sin ella, Lizy destaca que la recuerda todos los días.
En esta ocasión, la comediante realizó una publicación en su cuenta de Instagram que enseguida conmovió a sus seres queridos y a sus seguidores. Con una foto en la que se veía a su mamá y a ella en su infancia, con un gorrito de cumpleaños y soplando las velitas, la conductora escribió unas emotivas palabras.
“Acabo de correr unas macetas, sacar unos yuyitos y no doy más, transpiré, me agité, me duele todo y automáticamente pensé, ¿de que material estabas constituida mamá? ¿Qué te hacía incansable? ¿A dónde iban tus dolores, tus cansancios, tus quejas? ¿A dónde habrá llevado tus gritos de ‘no doy más’, el viento? No recuerdo jamás ni haber despertado antes, ni haberme dormido después que vos…”, comenzó diciendo Lizy en un profundo recuerdo de los días de su niñez junto a su mamá. “Te recuerdo caminando hacia el Camino de Cintura con pasos cortos pero rápidos, volteando a la altura del campito gritando ‘¡vaya adentro y no le abra a nadie!’… tu imagen se perdía en la helada que empezaba a levantar y el reloj parecía correr más lento o no correr… De repente el Terry ladraba, la Periquita y el Yogui maullaban, una cadena se rompía en un ruido liberador y hermoso para mí pues había vuelto… tirabas la cartera y la bolsa con las compras en la cama… y ahí empezaba la pava, el mate y el olor a salsa haciéndose mientras sonaba de fondo Radio Colonia… limpiabas la casa, dabas de comer a los gatos y al Terry, me dejabas salir a jugar, te veía cortando el pasto de al menos dos o tres vecinos, ayudar a alguien a colgarse de la luz, jajjaja, eras experta en eso. El nuevo vecino solo tenía que estar abajo con un palo por si te daba una patada, dos mates en lo de Doña Herminda, la visita a la abuela Gregoria… y a casa de nuevo… una lata de durazno para recoger el agua del techo que caía y enjuagaba el champú y jabón limól… una comidita para mí y una pava de mate para vos y no sé qué pasaría después porque solo recuerdo volver a despertar y verte la espalda alejarse a tomar el 306 para empezar de nuevo… ¿De qué estabas hecha? Creo que de las ganas de verme crecer. Te amo siempre”, expresó con nostalgia.