El equipo muestra una preocupante falta de ideas y actitud teniendo en cuenta los importantes refuerzos que incorporó.
La actuación de River en la Supercopa Internacional fue un reflejo de su preocupante presente. La derrota ante Talleres, tanto en los 120 minutos de juego como en la tanda de penales, dejó en evidencia la falta de respuestas de Marcelo Gallardo y un equipo sin ideas ni rebeldía. La “luna de miel” del regreso del entrenador parece haber terminado en Paraguay.
El River 2025 muestra graves falencias en su juego: falta de ideas, actitud tibia y estadísticas alarmantes. En los 9 partidos del año, no ha marcado goles en el primer tiempo y solo suma 7 en los complementos.
Los números del segundo ciclo de Gallardo son contundentes: en 33 partidos, River no marcó goles en 12 y apenas convirtió uno en otros 12. Ante Talleres, solo remató una vez al arco en 120 minutos.
El equipo de Gallardo parece haber entrado en una preocupante inercia: “ni gana ni juega”. La falta de hambre y la incapacidad de representar al hincha son evidentes.
A pesar de contar con un plantel reforzado y una situación económica sólida, River juega “en modo oficina”, sin transmitir pasión ni compromiso. Algunos futbolistas parecen no estar a la altura de la camiseta que visten.
Gallardo, responsable principal de la situación, no ha logrado revertir la imagen del equipo a pesar de la pretemporada y los refuerzos. Sus decisiones, como la insistencia con jugadores que no rinden, generan interrogantes.
La falta de ambición y la actitud conformista no se condicen con la historia de River. La derrota en la Supercopa, sumada a las malas actuaciones, obliga al equipo a reaccionar.
Los errores en los penales de Rojas, Lanzini y Colidio son un reflejo de la falta de eficacia del equipo. River ya había mostrado sus falencias durante los 120 minutos de juego.
El próximo partido ante Atlético Tucumán será clave para el futuro de Gallardo y del equipo. River necesita ganar el Apertura o mejorar su rendimiento para salvar el semestre.
La comparación con ciclos anteriores de Gallardo o con el de Demichelis resulta inevitable. El entrenador debe encontrar soluciones para sacar a River del laberinto en el que se encuentra.