La derrota de la Reserva en Ezeiza fue la confirmación de lo que era un secreto a voces: el presidente de Boca, sin el respaldo de su equipo de trabajo, le puso punto final al órgano que él mismo creó. El único que se salva de la purga es “Chelo” Delgado.

La decisión ya estaba madurando puertas adentro, pero este martes por la noche se volvió un hecho: Juan Román Riquelme dio por terminada una etapa en Boca, que sin lugar a dudas marcó un antes y un después en su gestión al frente de uno de los clubes más importantes del país. El presidente del club, que observó la derrota de la Reserva ante Racing en Ezeiza acompañado únicamente por Blas Giunta, coordinador de divisiones juveniles, y sin ningún otro miembro del Consejo de Fútbol (CdF), confirmó lo que ya era un secreto a voces: el órgano que él mismo creó como núcleo de gestión deportiva será disuelto.

La salida del CdF implica un cambio de peso en la estructura interna del club. El grupo había sido conformado por exjugadores con una cercanía personal a Riquelme, como Jorge Bermúdez, Marcelo Delgado, Raúl Cascini y Mauricio Serna. Sin embargo, tras una serie de internas, decisiones discutidas y resultados irregulares en el fútbol profesional, el modelo mostró claros signos de agotamiento.

Ahora, el único que permanecerá en funciones será “el Chelo”, quien tendrá un rol acotado vinculado a la relación con los futbolistas, la articulación con las divisiones menores y a tareas administrativas. En su lugar, Riquelme ya evalúa un cambio de modelo que incluye la incorporación de un manager deportivo o incluso la creación de una secretaría técnica, un organigrama mucho más profesionalizado que el que venía funcionando hasta ahora.

El nuevo esquema busca ordenar y profesionalizar la toma de decisiones en el fútbol, separando funciones y evitando concentrar todo en el entorno directo del presidente. Entre los nombres que comenzaron a sonar para ocupar algún rol clave aparece Carlos Fernando “Mono” Navarro Montoya, exarquero del club, con experiencia previa como coordinador del área juvenil, y que podría ser un puente entre la historia de la institución y el nuevo modelo de gestión.

La búsqueda apunta a figuras que puedan aportar conocimiento, gestión moderna y un vínculo genuino con el mundo Boca. El objetivo es construir un área con autonomía en la relación con el plantel, los refuerzos y la planificación deportiva. Riquelme seguiría siendo la figura central, pero con apoyos técnicos más institucionalizados y un reparto de responsabilidades que buscan llevar al club a una nueva etapa.