Una mujer compartió un video de obreros cocinando en una mega parrillada, que rápidamente acumuló miles de reacciones en redes. Crónica de una tradición que trascendió fronteras y sorprende al mundo.

Es un misterio cuándo y cómo esta tradición se institucionalizó en cada rincón de la construcción argentina, pero su espíritu es inalterable. Con una simple parrilla apoyada sobre ladrillos, los obreros encienden el fuego con la misma pasión de siempre. Este banquete no se da cualquier día; generalmente, la brasa se prende los viernes, al culminar la jornada, o como festejo por logros importantes como el levantamiento de una loza.

La financiación del festín varía: a veces corre por cuenta de la empresa, y otras se organiza una “vaquita” donde cada trabajador aporta una suma para garantizar que todos puedan compartir el momento. Este tiempo, esperado por todos, es un espacio de unión, donde la comida se disfruta en comunidad, improvisando con ladrillos, maderas y lo que encuentren a mano como asientos o mesas.

La magnitud de este ritual culinario en una obra de Buenos Aires se volvió viral después de que una mujer cubana, de visita en la ciudad, grabara la escena desde un balcón y la compartiera en TikTok. El video, que rápidamente superó miles de reproducciones, muestra una enorme parrilla cargada de carne.

La mujer, que narraba en inglés, se mostró completamente impresionada. “Hay carne por todas partes y cuatro personas atendiendo el fuego”, describió en su relato. El asombro creció al notar la hora: “Son las 10 de la mañana y han estado con esto desde las 7:30 am. Es increíble”, agregó mientras enfocaba las brasas y la mesa improvisada sobre ladrillos y maderas.

En el gigante asador se podía ver una abundancia de cortes clásicos: tira de asado, vacío, chorizos, morcilla, pollo y achuras. La cubana estimó que el tamaño de la parrilla era tal que el banquete alcanzaría para más de 60 obreros, insinuando que la carne sobraría incluso para el día siguiente. Este “festín” de obra se convirtió en la prueba visual de que el asado argentino es más que comida; es un rito social que no conoce fronteras ni horarios.