A tres años de iniciado el caso, los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho fueron sentenciados por el tribunal penal mendocino por haber abusado sexualmente a chicos sordos e hipoacúsicos en el instituto religioso.

Tres años después de que salieran a la luz las primeras denuncias de un caso que tuvo repercusión mundial, el tribunal penal dictó la sentencia en el juicio a dos sacerdotes y un jardinero acusados de abusos sexuales a chicos sordos e hipoacúsicos que asistían al instituto religioso Antonio Próvolo de la provincia de Mendoza.

Los sacerdotes Horacio Corbacho (59 años) y Nicola Corradi (83), acusados por abusos sexuales y corrupción de menores en el instituto Próvolo de Mendoza, fueron condenados a 45 y 42 años de prisión respectivamente, por los jueces del Tribunal Penal Colegiado 2. En tanto, el ex empleado Armando Gómez (49) fue condenado a la pena de 18 años de prisión. El histórico veredicto fue dictado por los jueces Carlos DíazMauricio Juan Aníbal Crivelli.

La sentencia fue celebrada por miembros de la comunidad, las víctimas y sus familiares, que aguardaban fallos condenatorios que apuntan a convertirse en “un ejemplo y referencia en el mundo”.

El fiscal Alejandro Iturbide, en tanto, destacó que están conformes con la sentencia, y agregó que “lo que siente no es alegría porque como se sabe una sentencia penal fija los hechos y dice que estos hechos ocurrieron, y realmente son horribles”. “Es muy feo que esto haya pasado en Mendoza y desde ese punto de vista no estamos contentos”, agregó.

Durante los alegatos, la Fiscalía había solicitado la pena de 45 años para los sacerdotes, mientras que los querellantes solicitaron la pena máxima, de 50 años, y la defensora oficial pidió la “nulidad” de todas las acusaciones y, para el caso de que no se hiciera lugar a dicha nulidad, la absolución de los acusados.

El debate, que comenzó el 5 de agosto y demandó 49 jornadas, se realizó a puertas cerradas por ser de instancia privada ya que se trata de delitos de abuso sexual y contó con la participación de intérpretes de Lenguas de Señas. Los ex alumnos declararon a través de cámaras Gessell -algunas grabadas y otras bajo la modalidad en vivo y en directo- con el acompañamiento del Equipo de Abordaje de Abuso Sexual (Edeaas).

Las declaraciones brindadas por los diez denunciantes abarcaron desde insinuaciones, obligación de ver material pornográfico, tocamientos, violaciones y ataques grupales, además de encubrimientos de los vejámenes y todo tipo de maltratos sufridos durante años.

Mediante un comunicado, y luego de conocerse la sentencia, desde el arzobispado de Mendoza se solidarizaron con las víctimas de los culpables del caso del Instituto Antonio Próvolo.

“Como Iglesia, queremos trasmitir una vez más nuestra solidaridad y cercanía a las víctimas y sus familias, quienes han denunciado haber sufrido las más aberrantes vejaciones. Lo que han relatado estas personas ha horrorizado a toda la sociedad mendocina. Así lo hemos experimentado en nuestras comunidades cristianas. Todos nos hemos sentido desconcertados y dolidos”, expresaron.

El Arzobispado mendocino aseguró “sentirse desafiado” a seguir trabajando para “evitar que estas situaciones se repitan”“El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor; por eso urge reafirmar nuestro compromiso con la prevención, la transparencia, la verdad y la justicia para garantizar la protección de los menores y de los adultos en situación de vulnerabilidad”, destacaron.

FUENTE: CRÓNICA

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