Descartaron que haya consumido sustancias en los días previos a su fallecimiento y confirmaron que no recibió ningún medicamento para su cardiopatía.

En un día clave para el futuro de la causa en torno a la muerte de Diego Armando Maradona el pasado 25 de noviembre, se conocieron las pericias complementarias que le practicaron para conocer qué había consumido en aquellos días finales en un country del Tigre. La autopsia determinó que el Diez no tenía alcohol ni drogas ilegales en su organismo cuando falleció, pero sí detectaron la presencia de psicofármacos.

La autopsia iniciada el 2 de diciembre en La Plata determinó que Maradona murió como consecuencia de un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada” y descubrieron en su corazón una “miocardiopatía dilatada” y “áreas de isquemia miocárdica”; en el hígado, un “probable cuadro cirrótico”; en los pulmones, “rotura de septos alveolares” y un “foco con edema intraalveolar”; y en el riñón, una “necrosis tubular aguda”.

En la misma línea, la autopsia preliminar, dada a conocer un día después de la muerte de Maradona, había señalado “una insuficiencia cardíaca aguda, en un paciente con una miocardiopatía dilatada, insuficiencia cardíaca congestiva crónica que generó un edema agudo de pulmón”, informó el portal Olé.

Durante el procedimiento se analizaron muestras de sangre, orina, se realizaron hisopados nasales toxicológicos y también se hicieron estudios histopatológicos en algunos órganos y tejidos. El corazón de Maradona fue extraído en forma completa y, de acuerdo con lo que observaron los médicos forenses, padecía de una “miocardiopatía dilatada” y pesaba 503 gramos, cerca del doble que uno normal.

Los análisis que los peritos de la Superintendencia de la Policía Científica hicieron sobre la sangre y orina de Diego, arrojaron resultados negativos en alcohol y estupefacientes, pero positivos en “venlafaxina, quetiapina, levetiracetam y naltrexona”.

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