De la guillotina, bolsas mortuorias y pedir “bala a los kirchneristas” a decir que es “un pibe muy tranquilo”.

Luego de pasar cerca de dos semanas detenido, Jonathan Morel, el líder y creador de Revolución Federal quedó en libertad tras una singular maniobra de la justicia de Comodoro Py. Ahora, tras ser liberado, se muestra ante las cámaras como una persona “tranquila”.

Morel estuvo detenido durante 12 días junto con Leonardo Sosa, Gastón Guerra y Sabina Basile por su presunta participación en la organización del intento de magnicidio contra la vicepresidenta, y no bien tomó contacto con su cotidianeidad en libertad reapareció en distintos medios para despegarse de cualquier vínculo con Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y los demás detenidos por ese hecho.

Así lucía el perfil de Twitter de Jonathan Morel días después del atentado

Arrinconado, Morel reconoció haber dicho durante una sesión de Twitter Space “al kirchnerismo, cárcel o bala” y que él se infiltraría en grupos peronistas para estar más cerca de Cristina y “pasar a la historia” aunque después lo linchen. Pero, por el contrario, negó que eso haya implicado una amenaza.

“A eso se lo tomó de forma literal”, relativizó. Lo que quiso decir, adujo, fue que haría “lo que estaría a mi alcance para (decirle a CFK) que la estoy pasando mal y que no me gusta para nada su gobierno. Pero jamás sería (capaz) de cometer ningún acto delictivo ni nada por el estilo”.

“Jamás me acerqué a Cristina. Fue algo que dije y que, es más, digo. Ya me conocen”, declaró durante una entrevista por Radio Con Vos.

Uno de las tantas consignas violentas

Con tono calmo y explicaciones moderadas, Morel también intentó convencer que él no sabía que la familia de Luis “Toto” Caputo, exministro de finanzas del macrismo, había financiado con 13 millones de pesos, a través de un fideicomiso, la pequeña carpintería que él tenía y a través de la cual, dijo, “tercerizaba” trabajos.

“A ver –comenzó su argumentación-, el kiosquero no puede fabricar los alfajores; los compra y los revende. Yo no podía fabricar esa cantidad de muebles, entonces busqué a quien los pudiera fabricar para luego venderlos y sacar una comisión”.

Luego agregó: “Yo no sabía para quién estaba trabajando, que era una empresa tan grande”. “Ahora se conoce que la persona con la que yo trataba era la hermana del dueño (por Rossana, la hermana de Luis Caputo), pero yo no sabía eso”. Si lo hubiera sabido, arriesgó, “hasta podía haber arreglado otro número” que lo favoreciera más.

En ningún momento de la entrevista Morel negó haber recibido el monto investigado y tampoco explicó su destino. Lo que remarcó fue que “jamás recibí plata en negro porque todo fue con factura”, y que al final de ese negocio “perdió plata”. Es decir, perdió 13 millones de pesos.

La guillotina de Jonathan Morel

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