El músico falleció en Madrid, a los 79 años.
La muerte a los 79 años en Madrid del músico, compositor y cantante Pablo Milanés, uno de los más populares y queridos exponentes del movimiento Nueva Trova Cubana, parece clausurar una etapa de la canción urgente y política en la escena iberoamericana.
Aunque el artista nacido el 24 de febrero de 1945 en Bayamo, venía renegando del proceso político cubano y de la música brotada en su seno, gran parte de su más reconocida obra se forjó en aquellos años del grupo de cantautores que encabezó junto a Silvio Rodríguez, Noel Nicola y Vicente Feliú, entre más.
En dupla con Silvio Rodríguez (quien a estas horas se mantiene en silencio sobre la muerte de quien fue su compañero pero con el que ya no mantenía relación alguna) fue elegido para “exportar” musicalmente los ideales de la Cuba revolucionaria en los tempranos 80 y aquel repertorio –bello, sentido y testimonial- marcó a fuego los oídos y los corazones de la sociedad argentina que procuraba superar la larga noche de la dictadura cívico-militar.
De aquella época son los registrados e históricos conciertos de abril de 1984 que marcaron un hito de asistencia de público y vincularon a ambos con figuras locales como León Gieco, Víctor Heredia, César Isella, Piero y Cuarteto Zupay, pero además los acercaron a Mercedes Sosa quien desde entonces los incorporó a su repertorio y a la que según dijo Pablo durante su último recital en el país, en abril de 2019, “yo la llamaba ‘mi reina’”.
“Siempre se nos reconoció por ser un movimiento político y por una devoción política, pero eso tuvo que ver con el gusto y la elección del público internacional, pero mis canciones románticas han sido más duraderas que mis canciones políticas y nunca nadie dijo que era un movimiento romántico pese a eso”, sostuvo al respecto durante una entrevista con Télam en agosto de 2017.
Desde entonces, su voz era figura corriente en frecuentes visitas por escenarios argentinos y hasta llegó a tomar parte en el Festival Nacional de Folclore de Cosquín de 2010, aunque entonces protagonizó un set breve debido a dolencias físicas.
A su talento se le deben canciones como “Yo pisaré las calles nuevamente”, “Años”, “Comienzo y final de una verde mañana”, “Yo no te pido”, “La vida no vale nada”, “Yolanda”, “Amo esta isla”, “De qué callada manera”, “El breve espacio en que no estás”, “Proposiciones”, “Pobre del cantor”, “El tiempo, el Implacable, el que pasó”, “La soledad”, “Nostalgias”, “Días de gloria”, “Ay” y “Todos los ojos te miran”, por citar solamente algunas.
En ellas el creador combinaba un discurso poético tan romántico como comprometido con ritmos y géneros de raigambre popular en su país, tales como el feeling y la propia trova, sin tampoco renegar del pulso jazzero y de formas propias de la canción popular norteamericana.