El 1 de septiembre de 2022 Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte intentaron asesinar a la Vicepresidenta de la Nación.

Se cumple un año del intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner. Un atentado, que no fue investigado como debió serlo por la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo. Intentaron vincular el caso a un hecho de “un loquito suelto”, meramente policial y diseñaron una estrategia de encubrimiento con la complicidad de Comodoro Py, la oposición y las empresas de medios.

El conjunto de pistas sin investigar, las conexiones de la jueza Capuchetti con los servicios de inteligencia macristas y su pasado como empleada del gobierno de la Ciudad, la balcanización de las causas por el atentado y las acciones del violento grupo antiK Revolución Federal, el apuro por enviar a juicio a Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo como simples pistoleros que se radicalizaron solos, la complicidad mediática para todo este encubrimiento, son el escenario que arrojan estos 365 días desde que le gatillaron dos veces en la cara a la principal dirigente política del país.

El día del atentado, el celular de Sabag Montiel quedó bajo custodia de la jueza Capuchetti. Un elemento clave para cualquier investigación y en especial en las primeras horas. El atentado fue el 1 de septiembre poco antes de las 21hs; recién a las 23hs del 2 de septiembre el celular le llegó a la  Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) para que lo analizara. Más de 24 horas y, para colmo, llegó en un sobre abierto, prendido, con una leyenda de error en la pantalla y con la tarjeta SIM y la memoria externa extraídas. Y con un defecto clave: sin la planilla donde consta la cadena de custodia. ¿Que sucedió con el celular de Sabag Montiel?

Para colmo, la jueza Capuchetti se retrasó en detener a Uliarte y tardo varios días más en detener a Carrizo. Mientras tanto, los dos jovenes se paseaban por los medios de comunicación fingiendo no saber nada al respecto del intento de magnicidio y manifestando que tenían miedo que les pase algo. Días después, mediante las cámaras de seguridad de la zona del intento de magnicidio, se descubrió que Ulliarte acompañó a Sabag Montiel a la escena del crímen.

Por otra parte, tampoco se investigó por qué Sabag Montiel envió una carta desde la cárcel en la que pedía que Hernan Carrol se haga cargo de contratar a su defensa. Carrol, el líder de un grupo de centroderecha, vinculado a Juntos por el Cambio y grupos libertarios, fue seguridad de Bullrich y Milei en un acto.

La pista Milman es la que deja más en evidencia la negativa de la jueza Capuchetti a investigar el caso en profundidad. Milman participó de la marcha organizada por el violento grupo antiK Revolución Federal que el 9 de julio de 2022 llevó una guillotina al Obelisco con la consigna “Todos (en referencia al Frente de Todos) Presos; Muertos; o Exiliados”. El 18 de agosto, 2 semanas antes del atentado, presentó un proyecto en el Congreso donde, bajo la excusa de reclamar información sobre la seguridad de CFK y pedir protección a los jueces y fiscales que la persiguen y a los operadores mediáticos que promovían la violencia, escribió: “No vaya a ser que algún vanguardista iluminado pretenda favorecer el clima de violencia que se está armando, con un falso ataque a la figura de Cristina, para victimizarla, sacarla de entre las cuerdas judiciales en las que se halla y no puede salir, y recrear un nuevo 17 de octubre que la reivindique ante sus seguidores”.

Por último, tampoco se investigó la conexión entre Revolución Federal y los hermanos Caputo. Una sociedad conformada por el ex ministro de finanzas Luis Caputo, el “amigo de alma” de Macri Nicolás Caputo y Rosana Caputo. Es que ‘Caputo Hermanos’ contrató a la “empresa” de Jonathan Morel, líder del grupo violento Anti-K, que organizó la marcha de las antorchas, las bolsas mortuorias en frente a Casa Rosada y ataco la combi de Sergio Massa cuando asumía cómo ministro de Economía. Un vínculo extraño, ya que la mini empresa de Morel tenía un puñado de trabajos facturados, por lo tanto tampoco tenía experiencia. Encima el mismo Morel confirmó que tercerizó la contratación y el trabajo lo terminó haciendo ontra maderera. Pareciera ser una contratación al menos extraña de los Caputo, que al mismo tiempo llevaban a cabo obras de magnitud como la remodelación de la cancha de River.

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