El joven de 22 años eligió la discreción pese al tener una familia con una exposición mediática.
Jack Depp, el hijo menor del reconocido actor estadounidense Johnny Depp y la cantante y actriz francesa Vanessa Paradis, ha optado por un perfil completamente distinto al de su familia. A sus 22 años, el joven lleva una vida sencilla y alejada del glamour de Hollywood, destacándose por su trabajo como mozo en Francia. Su decisión de mantenerse fuera de los focos lo convierte en un personaje enigmático dentro de la familia Depp, una de las más mediáticas de los últimos años.
Nacido en 2002, Jack es fruto de la relación que mantuvieron su padre, el famoso protagonista de Piratas del Caribe, y su madre, quien tuvo una prolífica carrera en la música y el cine en Francia. Mientras que su hermana mayor, Lily-Rose Depp, ha seguido los pasos artísticos de sus padres al dedicarse a la actuación y al modelaje, Jack ha tomado un rumbo opuesto, eligiendo una vida discreta y sin intenciones de pertenecer a la industria del entretenimiento.
Desde hace dos años, Jack trabaja en L’Area, un restaurante especializado en comida libanesa situado en el emblemático barrio de la Bastilla, en París. Este local se destaca por ofrecer una experiencia gastronómica auténtica con platillos típicos de Medio Oriente, ganándose un lugar entre las opciones preferidas de la zona.
La elección de este trabajo en un ambiente tan cotidiano contrasta marcadamente con las vidas de sus padres y hermana, quienes han estado bajo la constante atención de los medios. Esta decisión refleja el deseo de Jack por mantenerse en el anonimato y llevar una existencia normal lejos de las cámaras y la controversia. Su enfoque en actividades sencillas lo ha protegido de la exposición que muchas veces acompaña a los descendientes de celebridades.
Durante su adolescencia, Jack llamó brevemente la atención de los medios debido a su notable parecido con su padre. Sin embargo, a diferencia de Johnny Depp, quien lleva décadas lidiando con la constante atención mediática, su hijo ha evitado deliberadamente ser parte de la narrativa pública. Incluso en redes sociales, su presencia es mínima, lo que refuerza su intención de mantener su vida privada lejos del escrutinio.