Se viralizó un video que muestra como entrena la Policía de Entre Ríos para resistir un ataque con gas lacrimógeno. Este hecho y lo sucedido en La Rioja activaron la polémica acerca de los inhumanos métodos de entrenamientos utilizados por las fuerzas de seguridad. Mirá el video.

Existe una línea gruesa entre el trabajo duro y los inhumano, cadetes del Cuerpo Infantería San José de Feliciano de la Provincia De Entre Ríos son sometidos a métodos brutales como parte de la instrucción. “¡Ahí va queriendo! ¡Nadie se mueva, no pasa nada!” Así habla un instructor de la policía de Entre Ríos, apenas un oficial empieza a envolver con humo a un grupo de cadetes.

“¡Bien el 16 que aguantó sentado! ¡Lo felicito, 13! ¡Dese vuelta y muestre la cara de triunfo!”, se oyen los elogios a los cadetes que más resistieron. Algunos salieron corriendo y otros quedaron boca abajo, con señales de asfixia ya que no pudieron tolerar este método de resistencia. “¡Póngase tranquilo y respire!”, son las palabras de aliento de los instructores.

El Comisario General Sergio Rebolloso, director de Institutos Policiales de la Provincia, salió en defensa de la instrucción que se les imparte a los cadetes: “En los institutos de Entre Ríos trabajamos con mucho cuidado. A los aspirantes, por ejemplo, no se les puede levantar la voz y se los debe tratar con respeto.” Además, agregó, “igual, esto no es un convento, por lo que deben ser ordenados, mantener el orden y la limpieza”, señaló el funcionario.

La aplicación de torturas y tormentos como método de “instrucción” no es una novedad. La muerte del cadete Emanuel Garay de 18 años de edad en La Rioja, es otro de los casos que se dieron a conocer y que se dan como resultado de las prácticas extremas en la “formación”.

La imputación de los ocho policías por la muerte del joven Emanuel pasó de “homicidio simple” cambió “homicidio calificado” por abusar de sus funciones como miembros de las fuerzas de seguridad. De acuerdo a las denuncias de las víctimas y sus familiares, los chicos fueron sometidos a 12 horas de ejercicios extremos al rayo del sol con 40° de temperatura. En “la sartén”, como le dicen a la cancha de concreto donde los obligaban a permanecer, la temperatura real era mayor.

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