Se trata de otro caso de “gatillo fácil”, esta vez un joven de 16 años fue fusilado por un agente de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Luego de que el presidente Mauricio Macri recibiera al policía Chocobar como “héroe” dejó en claro que módelo de fuerzas de seguridad quiere para el país.
El hecho ocurrió en Monte Grande, el oficial subayudante de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) Matías Arrúa, de 25 años, fusiló a un adolescente de 16 años. Según fuentes policiales el oficial que estaba acompañado de su novia, también policía, fue interceptado por tres jóvenes quienes le robaron el auto y efectos personales. Esta situación hizo que Arrúa ingrese a su domicilio a buscar un arma para terminar disparando contra el Volkswagen Gol de su propiedad en el que se encontraban los tres jóvenes. Ocho proyectiles recibió el vehículo dando muerte a uno de los jóvenes que se encontraba en el vehículo, los otros dos lograron darse a la fuga. Junto al cuerpo del pibe hallaron un arma de plástico con la que había amenazado al oficial.
Según determinaron los médicos, el joven presentaba cuatro heridas de arma de fuego, con orificios de entrada y salida en la costilla dorsal izquierda, brazo izquierdo, oreja izquierda y hombro derecho, los otros dos jóvenes de milagro lograron escapar de la balacera. Ni Arrúa ni su novia, ambos miembros de las fuerzas de seguridad que se encontraban de franco, presentan heridas ni lesiones.
Fuentes judiciales explicaron que los investigadores tratan de determinar “si se cometieron irregularidades por parte de efectivos de la PSA y de la Policía Bonaerense para modificar la escena del homicidio”. Según fuentes de la investigación, dos oficiales de la PSA aparecieron poco después del hecho y revisaron el escenario sin formar parte del equipo de Policía Científica ni del grupo de investigadores de la Bonaerense y podrían haber modificado las evidencias.
Este hecho ocurre luego de 25 días del caso del policía Chocobar, que asesinó por la espalda a un delincuente en La Boca, con los casos Santiago Maldonado y Rafael Nahuel quienes fueron víctimas mortales por los excesos de las fuerzas de seguridad. Se impone en Argentina una nuevo módelo de seguridad donde prevalece la mano dura y la vuelta a los casos de “gatillo fácil” tan comunes en la década de los noventa.