El entendimiento con el Departamento del Tesoro busca fortalecer las reservas internacionales del país, que de concretarse alcanzarían los 62.000 millones de dólares, y promover la estabilidad de precios y el crecimiento económico sostenible.

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos formalizaron el acuerdo de intercambio de monedas que busca “contribuir a la estabilidad macroeconómica de la Argentina”. El organismo monetario destacó que el swap pondrá especial énfasis en “preservar la estabilidad de precios y promover un crecimiento económico sostenible”.

De concretarse la operación por completo, el impacto en las reservas internacionales sería significativo, elevándolas a unos 62.000 millones de dólares. Este monto aumentaría drásticamente la capacidad de la autoridad monetaria para responder ante posibles episodios de volatilidad en los mercados cambiarios y de capitales.

El acuerdo es el resultado de negociaciones iniciadas hace aproximadamente tres semanas entre el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent. Ambos gobiernos coincidieron en la necesidad de crear un mecanismo que refuerce la política monetaria y garantice una mayor estabilidad financiera.

En la práctica, el mecanismo de swap implica que Estados Unidos cede dólares y, a cambio, recibe pesos argentinos. En los registros contables del BCRA, el monto de 20.000 millones de dólares aparecerá como activo, mientras que en el Tesoro estadounidense se contabilizarán unos 28 billones de pesos.

El comunicado emitido por el organismo que preside Santiago Bausili concluyó: “Este acuerdo forma parte de una estrategia integral que refuerza la política monetaria de la Argentina y fortalece la capacidad del Banco Central para responder ante condiciones que puedan derivar en episodios de volatilidad”.

Este tipo de convenios es poco frecuente a nivel internacional. El último antecedente de un swap de gran magnitud por parte de Estados Unidos fue en 1994, cuando asistió a México durante la “crisis del Tequila”. Para Argentina, el funcionamiento sería similar al acuerdo vigente con el Banco Popular de China, en el cual los fondos pueden activarse por tramos y se devuelven con intereses en un plazo determinado.