La legisladora electa por Río Negro no podrá asumir su banca este viernes. Un acuerdo de última hora entre los bloques postergó su ingreso, que quedará en el freezer hasta después del 10 de diciembre. La sombra de una causa en EE.UU. y la conexión con el financista de Espert, claves en la decisión.
Lorena Villaverde se quedó con las ganas y no podrá jurar este viernes la banca en el Senado por la que fue electa por la minoría de Río Negro. De esta manera, se convertirá en la única de los 24 nuevos legisladores que no accederá al escaño obtenido el 26 de octubre pasado. Su diploma será revisado nuevamente por la Comisión de Asuntos Constitucionales después del 10 de diciembre, dejando su futuro político en suspenso.
En la previa, el poroteo parecía favorecerla y todo indicaba que Villaverde tenía los votos necesarios para evitar que el pleno del Senado rechazara su diploma. Sin embargo, la rosca política cambió el rumbo: los jefes de bloque acordaron el jueves, en una reunión cumbre con Victoria Villarruel, separar su título y postergar la definición, congelando su desembarco en la Cámara Alta.
Ahora, la credencial volverá a la Comisión de Asuntos Constitucionales y será tratada recién después del 10 de diciembre, cuando ya esté conformada la nueva Cámara con la nueva composición legislativa. El escenario es de acefalía temporal para esa banca, ya que tampoco podrá jurar su reemplazo.
La decisión cayó como un balde de agua fría y llegó a modo de sorpresa, ya que hasta ese momento “todo indicaba que Villaverde tenía el camino despejado para asumir”. Incluso desde sectores del kirchnerismo reconocían por lo bajo las dificultades para impedir su ingreso al recinto.
Los motivos detrás del freno son pesados. A la rionegrina la señalan por su prontuario judicial, a raíz de una causa de estupefacientes abierta en los Estados Unidos en 2002, y por sus presuntos vínculos con Claudio Ciccarelli, empresario relacionado con el narco extraditado recientemente a los Estados Unidos, Federico “Fred” Machado, quien fuera también el financista de José Luis Espert.
Según el reglamento del Senado, los legisladores electos participan de la sesión preparatoria, ayudan a formar quórum y pueden votar los diplomas de los nuevos senadores, excepto el propio. Esta es una instancia que en este caso particular seguirá pendiente hasta que el cuerpo vuelva a pronunciarse sobre la validez de su elección.
Además de la situación de Villaverde, también se habían presentado otras dos impugnaciones que apuntaban contra los peronistas Martín Soria y Jorge Capitanich. Sin embargo, en la negociación política se acordó validar sus títulos sin mayores contratiempos.
Villaverde fue impugnada por el PJ de su provincia, que presentó un escrito lapidario. Entre los fundamentos, el PJ alude a causas judiciales en curso y en condenas previas al sufragio electoral. Asimismo, el peronismo apunta contra la senadora electa, por haber incurrido en “amenazas y amedrentamiento a periodistas, abogados, y ciudadanos que en distintos medios de comunicación han hecho público el pasado y presente delictivo, narcotraficante y defraudador” de Villaverde.
La todavía diputada nacional tuvo más de un conflicto con la ley, y su historial cruza fronteras. No solo a nivel local, sino también internacional. Quien se encargó de hacer público el pasado de la senadora electa –figura cercana a Karina Milei– fue su coprovinciano Soria, destapando una olla que ahora le impide asumir.